martes, 18 de junio de 2013
Documentos Gobernanza Ambiental
México ante la crisis. Lineamientos de política para el crecimiento sustentable, Cordera (comp.)
Política ambiental municipal, García
Documentos Gobernanza Ambiental y Turismo
Libros sobre políticas públicas
De la administración pública a la gobernanza, Pardo
El análisis de las políticas públicas, Grau
El análisis de las políticas públicas, Tamayo
El concepto de política pública: Alcances y limitaciones, Pineda
El estudio de las políticas públicas, Aguilar
El modelo secuencial de políticas públicas treinta años más tarde, Estevez
El proceso de elaboración de políticas públicas, Lindblom
La reducción de la burocracia, Osborne y Plastrik
Las políticas públicas: algunos apuntes generales, Kauffer
Políticas Públicas, Méndez
¿Qué son y para qué sirven las políticas públicas?, Aguilar y Lima
lunes, 17 de junio de 2013
El estudio de las políticas públicas
Consuelo Arias-González
El Estudio de las
Políticas Públicas
Luis Aguilar Villanueva
En “El estudio de las políticas
públicas”, Luis Aguilar Villanueva nos ofrece una antología sobre el análisis
de las políticas públicas. Desde la visión de México en torno a las políticas
públicas, este autor nos hace un recuento de los eventos trascendentales en la
materia en la década de los ochentas. Las preguntas centrales de la obra de
Aguilar se orientan hacia cómo debe realizar el Estado su labor en materia de
políticas públicas en un escenario donde las decisiones dependen del voto del
ciudadano en materia netamente política y en donde la toma de decisiones no es exclusiva del
gobierno sino de la participación de varios actores, como los partidos
políticos, y en donde pareciera que la sociedad enfrenta no una sino varias
realidades.
De acuerdo con Aguilar, las políticas
públicas son las decisiones de gobierno que incorporan la opinión, la
participación, la corresponsabilidad y el dinero de los privados, en su calidad
de ciudadanos electores y contribuyentes. Señala que ante la situación que
vivía México a principios de los años noventas, se debía gobernar por políticas
y con sentido público. Para él gobernar por políticas públicas significa
incorporar la opinión, la participación, la corresponsabilidad y el dinero de
los ciudadanos.
A manera de antología, Aguilar nos
presenta parte de las aportaciones de Harold D. Lasswell, Yehezkel Dror, G.
David Garson, William Ascher, Douglas Torgerson, Robert D. Behn y Martin D. Landau. El período
entreguerras permitió a las ciencias sociales un mayor grado de desarrollo a
partir de la innovación metodológica, así la sociología, la antropología y la
psicología, particularmente, trabajaron en el análisis de la conducta. Los
orígenes de las ciencias de política datan de los años 50, a partir del trabajo
de Lasswell en los Estados Unidos.
La ciencia moderna se dedicó a
estudiar las bases psicológicas y sociológicas de la conducta de los individuos
y los grupos, los factores determinantes del voto y de otros actos políticos,
el funcionamiento de los grupos de interés y de los partidos políticos, la descripción
y explicación de los procesos y comportamientos en las arenas legislativas,
ejecutivas y judiciales. Lindblom (1980) y Wildavsky (1979) señalaron que eran
muchos más los problemas públicos que los ciudadanos resolvían ellos mismos,
sin necesidad de la coordinación gubernamental, que los que eran capaces de
resolver los gobiernos a través del análisis racional o la especulación
intelectual de analistas especializados. Lo que evidencia el fracaso en el
estudio de las ciencias de políticas.
El análisis de políticas es la
evaluación de cuál, entre las varias opciones de política o decisión
gubernamental, es la mejor (o la buena) decisión o política a la luz de
determinados fines, restricciones y condiciones, y puede incluir la
investigación de las causas o de las consecuencias de las políticas o programas
de gobierno. Es una manera de sintetizar información y de determinar las
necesidades futuras de información importante para las políticas. Un consejo
dirigido a un cliente, significativo para las decisiones públicas. Es también
un tipo de análisis que genera y presenta información con el fin de mejorar la
base en la cual descansan los juicios de los decisores de políticas.
De acuerdo con Lasswell la crisis de seguridad nacional de los
Estados Unidos en la década de los años
cincuentas hace surgir la necesidad de eficientar la fuerza de trabajo, las instalaciones y otros recursos, así como entender la mejor elección del ser humano. Así, surgen técnicas más
efectivas de comunicación entre investigadores,
consultores, asesores políticos y
decisores finales. Y, en consecuencia, los equipos interdisciplinarios pasan a
formar parte de la ciencia de políticas. Lasswell centra parte de su atención en el desarrollo
de la información para la toma de decisiones.
Gran parte de la antología
presentada por Aguilar, nos describe el surgimiento de la ciencia de políticas
y su evolución. A partir de lo cual se observa que no ha habido una gran
evolución al respecto. Lasswell planteó la importancia de contar con
información para apoyar la toma de
decisiones eficientes. Dror por su parte centra su atención en el análisis de
la ciencia de políticas. Garson se enfoca en la evolución que ha tenido la
materia a veinticinco años del trabajo de Lasswell y analiza los enfoques hacia
la administración pública y el análisis
de políticas y otorga peso a los valores en el desarrollo de los analistas de políticas.
Ascher pone énfasis en los estudios
de la conducta. Torgerson presenta un recuento histórico más amplio, desde
siglo XIX a través de tres etapas (caras), la primera con una fuerte confianza
en que el análisis de políticas, la segunda caracterizada por la desilusión de
que la ciencia de políticas esté supeditada a intereses más que a la razón y,
la tercera, en nacimiento que busca conciliar
la política con el conocimiento. Behn, por su parte, presenta los
elementos que contempla el análisis de las políticas públicas, a saber eficiencia, equidad, distribución, insumos, resultados, beneficios, costos hundidos (destacando las
frases “Debemos terminarlo o dejarlo como un monumento a lo malo que puede ser
el gobierno” y “La gente tiene derecho a esperar que el gobierno federal termine
lo que empieza”, aunque las obras sean ineficientes). Finalmente, Landau señala que el término “políticas” no está
bien definido por lo cual se concibe como parte de lo político y que muchas de
las discusiones se centran más en cuestiones semánticas que en problemas de
fondo, por lo cual no se avanza mucho en la materia y concluye que hoy en día
la política pública ya no es exitosa.
Resulta muy interesante la antología que nos presenta
Aguilar, aunque para el caso concreto de México, el tema queda un tanto corto.
Si bien se entiende que la literatura presentada se basa en la sociedad
norteamericana y que los ejemplos presentados en las distintas obras permiten
una muy buena comprensión de las problemáticas en los Estados Unidos, de forma
práctica pueden adaptarse al caso de México y entender la realidad nacional en
materia de políticas públicas.
Se puede señalar que por ser una
ciencia relativamente nueva no ha sido posible que alcance el grado de
desarrollo de las demás ciencias sociales. Cabe señalar que por su naturaleza
es una ciencia compleja, al involucrar la toma de decisiones de muchos
participantes en un mismo tema. En donde el conflicto de intereses es una
constante. Hay un largo camino por recorrer en la materia. Creo que una de las
inquietudes centrales es cómo lograr un consenso que beneficie a la sociedad,
en un entorno en donde confluyen distintos y muy variados intereses, en un
tiempo y momento determinado, y con presupuestos limitados.
Las políticas públicas han existido
desde hace mucho tiempo, aunque su estudio y su análisis a nivel de ciencia son
relativamente recientes. Creo que, al igual que las demás ciencias sociales,
deberá tener su proceso evolutivo, hasta lograr su grado de madurez y poder
encontrar ese punto de confluencia. Mientras tanto, el tema seguirá en tela de
juicio entre científicos y políticos. Y las políticas públicas seguirán siendo
poco eficientes.
El proceso de elaboración de políticas públicas
Consuelo Arias-González
EL PROCESO DE
ELABORACIÓN DE POLÍTICAS PÚBLICAS
CHARLES E. LINDBLüM
La elaboración de
las políticas públicas es un proceso muy complejo. En términos generales, la
ciudadanía, los políticos, los empresarios, la sociedad civil organizada y los investigadores,
por mencionar solo algunos actores, esperan que las políticas públicas
implementadas por el gobierno atiendan
efectivamente las necesidades del país. El análisis de la obra de Lindblüm nos muestra los problemas, las contrariedades
y obstáculos que enfrenta el diseño de las políticas públicas.
En las políticas públicas
intervienen procesos, decisiones, resultados, conflictos de interés y poderes
en conflicto; de ahí que su elaboración resulte compleja. Aunque pudiera
pensarse que es el gobierno quien diseña las políticas públicas, resulta
especialmente importante saber que en el diseño intervienen muchos otros
participantes, y que es el conflicto de intereses de éstos quienes deciden el
rumbo que tomen dichas políticas. Si bien el gobierno, los partidos políticos y
los empresarios son quienes mayor poder de decisión e intervención tienen en su
diseño, el papel de la ciudadanía también es relevante.
Lo interesante es el papel que juega
cada uno de estos actores y la forma en que se controlan e interrelacionan unos
con otros. Se puede señalar al respecto que surge una lucha por ejercer poder,
control, influencias y lograr beneficios y, en consecuencia, un proceso
sumamente complicado para la elaboración de políticas públicas. ¿Cómo hacer más
efectivas las políticas para realmente resolver
los problemas sociales y cómo
hacer una política pública que responda al control popular?
Partiendo de esa lucha por el poder, control e influencias resulta sumamente
complicado tratar de dar respuesta a esta interrogante.
Gran parte del problema reside en
que al ser varios los actores involucrados y tan diversos sus intereses, el
diseño de políticas públicas efectivas resulta una tarea muy complicada. Por
una lado es necesario mediar los intereses de todos los involucrados, encontrar
el punto medio donde se beneficie a la sociedad sin dañar o alterar los
intereses y/o beneficios de los demás actores. Y, por otro, garantizar a los
políticos o empresarios la aceptación de la ciudadanía.
La academia analiza las mejores
opciones para la elaboración de las políticas, no obstante los costos políticos
pueden ser muy altos, ocasionando que se pasen por alto estos análisis y que la
elaboración de políticas públicas atienda a intereses individuales. Entrando en
juego la lucha por el poder y el control, la búsqueda de beneficios y de la
mejor forma de influir en las decisiones de los demás actores. De ahí, que
generalmente las políticas públicas no logren atender los problemas
eficientemente.
No obstante lo anterior, éste no es
el único obstáculo que enfrenta la elaboración de las políticas públicas. Las
grandes limitantes son su posibilidad de falla y el tiempo y costo requeridos
para su implementación y obtención de resultados. Por muy buenos que sean los
análisis para diseñar las políticas más eficientes, no es posible determinar de
manera tajante las necesidades de la sociedad, dado que éstas cambian
constantemente. La implementación de políticas requiere de tiempo y llevan
implícitas costos, no sólo económicos sino también políticos. Es difícil
resolver los conflictos de intereses, particularmente en situaciones donde los
intereses económicos y políticos se contraponen.
Todas aquellas políticas públicas
que conlleven costos políticos serán rechazadas por los políticos afectados.
Las políticas que conlleven riesgo económico serán rechazadas por los
empresarios. Así, las necesidades reales de la sociedad pueden no ser atendidas
en su totalidad si los intereses de políticos o empresarios están en juego.
Dando como resultado que se diseñen políticas que, a la luz de la opinión
pública, de los analistas, de la ciudadanía, etc., no sean eficientes por no
ser capaces de atender los problemas que enfrenta la sociedad.
A pesar de que los ciudadanos juegan
un papel importante en la elaboración de las políticas públicas no ejercen
control en el proceso, aunque sí son objeto de distintos medios de persuasión,
intercambio y autoridad, ya sea por parte de políticos, de empresarios, de
líderes sindicales o de líderes de la opinión pública. La ciudadanía
generalmente desconoce o ignora el poder real que ostenta en la elaboración de
políticas públicas. La falta de información es una de las limitaciones para el
ejercicio de ese poder, pero es mayor su apatía. Por ello la ciudadanía se
convierte en objeto de control en lugar de ser sujeto de control.
Por todo lo anterior, la elaboración
de las políticas públicas es un proceso muy complicado. El papel que desempeña
cada uno de los participantes es crucial para diseñar o rechazar una política.
Los empresarios tienen intereses particulares. De igual forma los políticos
(tanto los que ostentan el poder como los que lo buscan), los partidos políticos,
los sindicatos, las fuerzas armadas, las
organizaciones (internacionales, nacionales, regionales, estatales y locales),
la sociedad organizada, la academia, los centros de investigación, etc.
Esta situación queda clara, existen
muchos participantes en la elaboración de las políticas públicas, cada uno
tiene intereses particulares, cada uno ejerce control a distintos niveles, cada
uno busca los mayores beneficios. Eso queda claro y el ciudadano común puede
hacer el intento por entender esta situación. Queda claro también que bajo este
esquema, es justificable que las políticas públicas sean ineficientes en la
atención de los problemas de la sociedad.
No obstante esta claridad, resulta
sumamente cuestionable el papel de cada uno de los participantes en sociedades
democráticas, como la mexicana, donde en teoría el pueblo debería ejercer el
poder a través de sus representantes (a saber, gobierno) quienes deberían velar
por los intereses del pueblo. Queda claro que en la práctica esto no sucede.
Queda claro que el gobierno (partido en el poder) toma decisiones basadas en
mantener la opinión pública y el voto futuro del ciudadano. Queda claro que los
partidos políticos buscan incrementar y/o mantener votos. Queda claro que los
partidos políticos que no están en el poder buscan llegar a él. Queda claro que
las fuerzas militares buscan privilegios y poder. Queda claro que los
empresarios buscan los mayores beneficios económicos y ejercer el mayor poder.
Queda claro que los sindicatos buscan obtener beneficios. Muchas situaciones
quedan claras.
Lo que no queda claro es que en esa
búsqueda de intereses individuales los problemas y las necesidades de la
sociedad no sean considerados. Se puede argumentar que los problemas de la
sociedad sí son atendidos, que se da solución a las necesidades de la
población. Que, en cierta medida, son atendidos. Que dada la posibilidad de
error implícita en el análisis de las políticas públicas más eficientes, éstas
pueden formularse atendiendo a intereses particulares.
¿Qué tan eficientes han sido y son
las políticas públicas? Creo que la respuesta depende de a quién se le
pregunte. Cada uno de los participantes tendrá una respuesta distinta en virtud
de qué tanto se han afectado o no sus intereses, de qué tanto poder ejercen
sobre los demás, de qué tantos beneficios han obtenido con ellas. Su eficiencia
depende de esta situación. Y esa eficiencia ¿es realmente objetiva?, ¿esa
eficiencia es realmente lo que necesita la sociedad?
Me queda clara la complejidad de la
elaboración de las políticas públicas. Pero me pregunto, qué utilidad real
tiene conocer la complejidad de este asunto si sólo puede quedarse en el nivel
de entendimiento. La situación no va a cambiar por el hecho de que entendamos
cómo funcionan las cosas. ¿Es que acaso sólo nos proporciona una letrada aceptación ante la incapacidad
por cambiar las cosas? ¿Es que acaso sólo nos proporciona una culta
conformidad? Lindblüm concluye en que el ciudadano debe participar en el
proceso de elaboración de políticas públicas para cambiar esta situación. Sin
embargo, yo creo que no es tan sencillo, creo que no es un camino fácil y
viable por andar, al menos no en nuestro tiempo.
Ciudades Sustentables
Consuelo Arias-González
INTRODUCCIÓN
El presente ensayo tiene como finalidad analizar el surgimiento y evolución
de las ciudades, su estructura, sus formas de organización económica, política
y social, sus modos de producción que condicionan la relación sociedad, y
el papel que juegan las clases sociales
en su conformación. Ello con el objeto de analizar qué tan sustentables son o
pueden llegar a ser.
El desarrollo de las ciudades ha estado vinculado al uso y dominio de la
naturaleza. A lo largo de la historia de la humanidad, las diferentes culturas
se han relacionado con su entorno de diferentes formas con el propósito de
obtener de él los medios que le permitan desarrollarse. El uso, la apropiación
de la naturaleza, la explotación y la sobre explotación de recursos han llegado
a un punto en el que se hace necesario cambiar los modelos de producción, las
formas de pensamiento y la escala de valores, a fin de modificar los patrones
de consumo de la sociedad actual y garantizar la preservación de los recursos
naturales.
Con el inicio de la vida sedentaria, se da paso el nacimiento de la cultura
y de la civilización humana. Con el surgimiento de la agricultura y la
domesticación de algunos animales como la cabra y la oveja, la economía
existente sufre una transformación al convertirse en una economía de alguna
forma controlada por el ser humano. El desarrollo de la agricultura, y la
consiguiente vida sedentaria, modificó la relación entre el hombre y la
naturaleza, la cual jugó un papel determinante en la consolidación de las primeras aldeas y comunidades.
En la búsqueda por satisfacer las
necesidades esenciales de estos primeros pobladores, surge una forma de
organización social que cumple un papel integrador de la vida aldeana, a partir
de la cual a cada miembro le corresponde realizar actividades específicas,
surgiendo la primera estratificación social por sexo y edades. Esta división
social permitió desarrollar los primeros lazos de empatía, convivencia y
cooperación que fueron conformando a las primeras sociedades.
Para esta época, el hombre se da cuenta del control que
tiene sobre la naturaleza. Iniciándose, posiblemente, la explotación de
recursos naturales a partir de la creación de excedentes que permitieron no
solamente satisfacer las necesidades de la aldea sino que facilitó el
intercambio con otras aldeas. Y este intercambio con el tiempo, y con la
acumulación de los excedentes de producción, facilitó la comercialización de
productos a cambio de un pago que representara su valor. Y es este hecho el que
marca el surgimiento de las primeras ciudades.
LA CIUDAD
La ciudad es el espacio creado por el hombre para su vida en sociedad. Ahí
se provee de servicios básicos a la población, tales como agua, energía
eléctrica, drenaje, alcantarillado, etc., así
como servicios de salud, educación y recreación, entre otros. Para su
administración es necesario que cuenten con una estructura político-administrativa
que defina y garantice el papel de cada uno de sus miembros. Precisa de una
estructura económica que regule las actividades productivas. También es el
espacio donde cohabitan grupos sociales con diferentes intereses, motivaciones,
deseos e idiosincrasias.
Por lo anterior, se puede decir que la ciudad es una estructura muy
compleja, que requiere el diseño de una gestión acorde a las condiciones
internas de la misma, diseñada a partir de las diferencias y similitudes de sus
habitantes, a fin de proporcionar un ambiente agradable para la vida.
Las relaciones que se establecen hacia el interior, y hacia el exterior, la
asemejan a un sistema, en el cual cada uno de sus componentes establece
relaciones con los demás y hacia otros sistemas (otras ciudades). En este
sistema tan complejo intervienen intereses económicos, políticos y sociales que
dificultan esta gestión.
Como se verá en párrafos posteriores, la estructura económica, política y
social, el contexto histórico, los adelantos científicos y
tecnológicos, el desarrollo del conocimiento y de las artes, así como la ideología de las
sociedades, es determinante en la estructura de una ciudad. Los modos de
producción de una ciudad se asocian a la disponibilidad de recursos naturales
disponibles pero también a los conocimientos y adelantos tecnológicos, los
cuales determinan la relación sociedad-naturaleza. A mayor desarrollo
tecnológico se puede asociar un modo de producción más eficiente que optimice
el uso de recursos. Por el contrario, en una ciudad donde el desarrollo
científico y tecnológico sean incipientes se recurrirá a modelos de producción
basados más en la explotación y sobrexplotación de recursos.
El modo de producción ha sido determinante en la relación
sociedad-naturaleza; por ello, se puede observar, al hacer un análisis de la
humanidad (desde el punto de vista marxista) que esta relación tuvo
características propias en cada uno de los modos de producción, los cuales
reflejaron la apropiación de los recursos naturales con diferentes fines. Lo
que inicialmente buscaba satisfacer las necesidades básicas de la población se
convirtió en la búsqueda de un excedente monetario que permitió el surgimiento
de clases sociales antagónicas que han caracterizado a las ciudades, la brecha
económica y social entre los habitantes, lo que ha traído consigo una gran
desigualdad social.
Estas diferencias se hacen manifiestas dentro de la ciudad, con el
surgimiento de colonias de clase alta, media y baja, y que se caracterizan no
solo por el nivel socioeconómico de sus habitantes sino, incluso, por la
calidad de los servicios básicos que se proveen a partir de la estratificación
social. Sin embargo, estas grandes
diferencias crean también otro fenómeno social, las sociedades urbanas en
contra posición con las sociedades
rurales.
Si dentro de las ciudades, donde se puede pensar que coexisten ciertos
patrones sociales, económicos, políticos
y culturales se dan las grandes
diferencias estratificadas, estas se potencializan cuando se analiza a la
ciudad en relación con las sociedades rurales, que existen para permitir la
existencia de las grandes urbes. Las
ciudades se han caracterizado, entre muchas otras cosas, por ser generadoras de
servicios, pero una sociedad no puede
existir solamente a base de servicios, por lo que depende de las zonas rurales
que producen bienes primarios, necesarios para la existencia del ser humano,
tales como los alimentos y los árboles productores de oxígeno.
El desarrollo de las ciudades, donde convergen los intereses económicos,
políticos y sociales, y donde se toman las decisiones, solo ha sido posible a
partir de los recursos que las zonas rurales poseen, llámese mano de obra o
materias primas, sin los cuales una ciudad no podría existir. Las zonas rurales
dotan de mano de obra a las grandes ciudades para mantener su aparato
productivo que difícilmente llega a favorecerlos. Se contrata mano de obra
barata, generalmente con pocas prestaciones y beneficios e, incluso, sin ellos.
La materia prima se adquiere a precios irrisorios y en la mayoría de los casos no
se optimiza su uso y consumo.
Así, podemos hablar de las grandes brechas de desarrollo entre el campo y
la ciudad. Si bien la ciudad no puede existir sin el campo, este último ha sido
severamente lacerado, no solo con la explotación de mano de obra y materias
primas, sino hasta cultural e ideológicamente. Las ciudades crecen, prosperan,
se desarrollan, mientras que las zonas rurales se hunden más y más en la
miseria. Mientras que en las ciudades el desarrollo económico es una opción, en
las zonas rurales solo es una aspiración que difícilmente se alcanza, pese a
los programas gubernamentales gestionados desde la comodidad de las ciudades.
Socialmente, se observa que en la sociedad
rural existen vínculos afectivos, mientras que la sociedad urbana se
caracteriza por la disgregación, la pérdida de valores, la imposibilidad de
establecer relaciones con todos los miembros, la necesidad de contar con
mecanismos de protección, como el aislamiento y el ensimismamiento, y los
procesos de individualización. El ritmo de vida es tan diferente, que mientras
que los individuos de la sociedad rural aún se preocupan por establecer y
conservar sus vínculos afectivos, los individuos de las urbes solo se preocupan
por sí mismos, por ser y tener más que
los demás, a costa de lo que sea y de quien sea.
Y es aquí donde conviene hacer un análisis de la relación
sociedad-naturaleza en estos tipos de sociedades. Las zonas rurales, poseedoras
de los recursos naturales (materias primas), necesitan de ellas para subsistir.
Sin embargo, también necesitan de servicios y otros bienes manufacturados en
las ciudades. Así, establecen relaciones con las urbes para satisfacer ciertas
necesidades, entre ellas se encuentra el acceso a una fuente de empleo. Por
otro lado, las ciudades, como se mencionaba anteriormente, dependen de las
zonas rurales para obtener materias primas y mano de obra. Sea porque al no
tener contacto directo con los recursos naturales, las grandes urbes no estén
aptas para valorar y reconocer su valor, o porque la dinámica de
individualización y apropiación se los impida, generalmente en las urbes los
recursos naturales son entendidos simplemente como materias primas.
De acuerdo con la CEPAL, el proceso
de industrialización-urbanización, trajo consigo las grandes desigualdades
sociales, al permitir el desarrollo de las ciudades pero un mayor
empobrecimiento de las zonas rurales, debido a la explotación de recursos
naturales, por un lado, y debido a la dinámica de modernización a nivel
mundial, por otro. Este último proceso, trajo consigo el surgimiento de los
grandes cinturones de pobreza en torno de las ciudades, especialmente en los
países latinoamericanos, generándose así un intercambio desigual, la participación
del estado en los procesos de producción, los cinturones de miseria y, lo que
la CEPAL llamó centro-periferia, en donde algunos espacios han sido abandonados
por la búsqueda de nuevas oportunidades económicas y sociales o porque las
tendencias derivadas de nuevos modelos económicos no centran su atención en
ellos (el campo, por ejemplo), mientras que otros espacios han sido
transformados con el objeto de expandir
el territorio de las ciudades, ya sea para la creación de parques
industriales o por la necesidad de construir viviendas.
EVOLUCIÓN DE LAS
GRANDES METRÓPOLIS
De acuerdo con Lezama (2010), la ciudad origina en su nacimiento progreso y
civilización, pero también desigualdad social y del poder. La ciudad surge como
una estructura territorial y organizativa, cuyo objetivo es la creación de un
espacio para la vida social y, al mismo tiempo, como una necesidad social de
asentamiento permanente. El surgimiento de la ciudad modifica la mentalidad de sus
habitantes y crea cultura y tradición.
En Mesopotamia y Egipto la organización social se consolida y surge un
sistema político que hace posible las grandes obras públicas. Se observa un
cambio de pequeños poblados autosuficientes, en ciudades de una alta
especialización industrial y comercial. La difusión y asimilación de los
descubrimientos y avances de estas civilizaciones no siempre se dieron por
medios pacíficos, sino por la fuerza. La influencia cultural de estas
metrópolis dio pauta al surgimiento de nuevas ciudades.
Para estas culturas, la ciudad significó una reorganización de la mano de
obra, el surgimiento y consolidación de un sistema de transportes de larga
distancia, medios de comunicación de largo alcance espacial y temporal, el
fomento de la creatividad y mayores capacidades productivas, tanto en la
industria como en la agricultura (Mumford, en Lezama, 2010:47). Surgen en estas ciudades la diferenciación
social, la apropiación del suelo, el monopolio ejercido sobre los recursos
básicos que posibilitan la vida. Se planificó la construcción de la ciudad pero
también la escasez de alimentos para controlar el trabajo humano.
En el caso de los Fenicios la poca capacidad de sus tierras los hizo buscar
opciones de vida asociados a la pesca y el comercio. La dificultad de obtener recursos
procedentes del suelo, los hizo buscar su fuente se sobrevivencia en el mar,
desarrollando grandes conocimientos de navegación que les permitieron
expandirse comercialmente.
En Grecia el establecimiento de una política dirigida a dotar de tierras a
un gran número de campesinos pobres aceleró el proceso de colonización. Se
monopolizó la tierra y el poder. El desarrollo ingenieril permitió a las polis
ser ciudades bien planeadas. Lo más
importante para ellos son las artes y las actividades intelectuales y
espirituales.
Pero, indudablemente, es en Roma donde se logra el más alto desarrollo
urbanístico, así como de la producción minera, agrícola y del comercio. Se
observa una ciudad sumamente planeada, tal vez uno de los mayores trazos
urbanísticos, dotada de servicios
públicos, áreas públicas y de recreación. Este desarrollo urbanístico
trajo consigo una gran diferenciación social,
segregación y un poder político sumamente centralizado que generó
problemas sociales.
El término del esclavismo trajo consigo una nueva
estructura económica, política y social que no mejoró las condiciones para
todos los habitantes de las nuevas ciudades, la diferenciación de clases no
desapareció y nuevamente los problemas sociales fueron una constante que desató
las grandes revoluciones en busca de mejores condiciones para los grupos
marginados y/o excluidos. Los avances tecnológicos, los nuevos descubrimientos,
el acceso a la cultura y la educación, el desarrollo económico y social no
existió para todos los individuos, únicamente para las clases más favorecidas,
haciendo más marcada la distancia social entre ricos y pobres.
Con el descubrimiento de la máquina de vapor se inicia
una nueva revolución, basada en el desarrollo de la industria, el cual provocó
el surgimiento de nuevas urbes, industrializadas pero con problemas similares a
las anteriores. La existencia de clases antagónicas, el enriquecimiento de unos cuantos y la
explotación y empobrecimiento de muchos fue la constante de estas nuevas
ciudades que requirieron nuevas formas de organización económica, política y
social.
Todas estas ciudades tuvieron
características comunes. Por un lado contaron con una estructura económica,
política y social que permitió la organización y participación de los
individuos para realizar sus distintas actividades. Surgieron clases sociales
antagónicas que permitieron el desarrollo de unos cuantos, los cuales
detentaron el poder económico, político y social. La existencia de clases
sociales, irónicamente, hizo posible que las ciudades crecieran, dado que era
preciso contar con mano de obra que sostuviera la economía de la ciudad en
beneficio de unos cuantos. Y, otro aspecto importante, es el uso, apropiación,
adecuación y explotación de recursos
naturales generadores del desarrollo y de la riqueza.
Esta última característica es quizás la más importante, dado que a partir
de la disponibilidad de recursos naturales se conformaron las ciudades.
Dependiendo del tipo de recursos disponibles, de su escasez o abundancia, fue
que las sociedades se vieron en la necesidad de desarrollar instrumentos,
herramientas, conocimientos, tecnologías que les permitieran tener control y
dominio sobre los recursos. Las condiciones físicas de los asentamientos
humanos fueron también determinantes en este proceso.
Otra característica importante tiene que ver con el papel
de las clases sociales en la conformación de las ciudades. Las clases altas han
determinado las estructuras económicas, políticas y sociales de las ciudades,
mientras que las clases medias han servido como un soporte que mantiene a las
clases altas en el poder. Sin embargo,
las clases bajas, los sectores de la población segregados han servido para hacer
posible la vida de los individuos, pues han sido ellos, generalmente,
quienes han trabajado la tierra y producido los bienes que aquellos necesitan,
en el sentido más amplio, desde alimentos hasta espacios para la recreación y el
descanso.
LA SUSTENTABILIDAD
Y LAS CIUDADES
A partir de la década de los 70’s inició la preocupación internacional por
la conservación de los recursos naturales bajo un nuevo concepto de desarrollo
basado en la sustentabilidad, la cual de acuerdo con el Informe Brundtland hace
referencia al uso de los recursos que satisfagan las necesidades de las
generaciones presentes sin comprometer la capacidad de que futuras generaciones
también las satisfagan.
Ante esta preocupación se han emprendido varias acciones que buscan
minimizar impactos ambientales, optimizar los recursos naturales, protegerlos y
conservarlos. Estas iniciativas han llegado también al nivel de las ciudades, y
algunos organismos internacionales han emprendido programas enfocados a éstas.
Así, se habla de las ciudades sustentables.
Algunas de estas acciones tienen que ver con la reducción de emisiones
contaminantes, con la planeación participativa (a partir de la implementación
de la Agenda 21) que implica la participación de todos los actores sociales en
la toma de decisiones, a todos los niveles, pero se hace hincapié en el papel
de los gobiernos locales por ser el nivel de gobierno que está más cerca de los
ciudadanos; también con la noción de las ciudades verdes.
Todas estas acciones buscan crear ciudades sustentables. Sin embargo, lo
que la realidad ha hecho manifiesto en casi cuatro décadas, es que estas
iniciativas no han contribuido mucho a la conservación de los recursos. Las
ciudades intentan implementar acciones
pero las condiciones económicas, políticas y sociales de la sociedad actual (en
el contexto internacional y en un su sentido más amplio) se contraponen a estas
iniciativas y, sobretodo, a la noción de la sustentabilidad.
Por ello, considero que las sociedades (a saber, los países), están muy
lejos de realizar cambios de fondo en sus estructuras económicas y políticas,
por lo cual considero que no se ha alcanzado la sustentabilidad y que una
ciudad difícilmente puede considerarse, actualmente, sustentable en toda la
extensión de la palabra. Por momentos esa noción de sustentabilidad pareciera
demasiado utópica; sin embargo, es mejor realizar acciones que contribuyan
poco en lugar de no realizar ninguna acción.
BIBLIOGRAFÍA
Lezama, J.L. (2010). Teoría social,
espacio y ciudad. México. El Colegio de México.
Lezama, J.L. y Domínguez, J. (2006). “Medio
ambiente y sustentabilidad urbana”, Papeles de población, julio-septiembre,
número 049, Universidad Autónoma del Estado de México. Toluca, México.
Pp.154-176.
Pérez, E. (s/a). Desarrollo Urbano
Sustentable.
Simon, D. (2007). “Urbanization
and global environmental change: 21st century challenges”, The
Geographical Journal, Vol. 173, No. 1, March 2007, pp.75-92.
Modernización Reflexiva
Consuelo Arias-González
MODERNIZACIÓN
REFLEXIVA
Posmodernidad, modernidad tardía, era global y modernidad
reflexiva, son algunos de los proyectos surgidos de la modernización de la
sociedad industrial, en el que las personas eligen formas sociales y políticas
nuevas e inesperadas. La sociedad debe responder simultáneamente a los desafíos
surgidos de la globalización, la individualización, la revolución de géneros,
el subempleo y los riesgos globales. Sociológica y políticamente surge la
necesidad de un cambio de paradigma, de un nuevo marco de referencia que
permita la reinvención de la sociedad y la política, pero no a nivel nacional
sino global. En esta modernización industrial han aumentado las brechas entre
ricos y pobres, y cada vez existen más pobres.
La sociedad del riesgo, primer reacción que se contrapone
a la modernización industrial, señala el riesgo global, individual y moral, en
el que se elige, decide y configura a los individuos como creadores de sus
propia identidad pero que tienen relevancia a nivel colectivo, surgiendo una
generación del “primero yo”. Los hijos de esta nueva libertad tienen
sentimientos más apasionados y morales sobre cuestiones tan diversas, como el
trato al medio ambiente o, incluso, el género, la raza y los derechos humanos. La disolución de la solidaridad, la decadencia
de los valores, la cultura del narcisismo, el hedonismo reivindicativo dominan
el debate público actual, y se habla, además, de una época de efectos
colaterales en donde existen consecuencias no previstas y no deseadas.
Modernización reflexiva significa la posibilidad de una
auto destrucción creativa de toda una época: la de la sociedad industrial. El
sujeto de esta destrucción creativa no es la revolución, ni la crisis, sino la
victoria de la modernización occidental.[1]
Significa desvincularse para después vincularse de y a las formas sociales industriales por otro
tipo de modernidad. Esta modernización afecta las formaciones sociales, los
estratos, ocupaciones y roles de género, la familia nuclear, los sectores
empresariales y los prerrequisitos del progreso tecnológico y económico natural
de la sociedad.
Las victorias del capitalismo son quienes producen la
nueva forma social, no las crisis; es decir, que no es la lucha de clases sino
la modernización normal, quien motiva los nuevos cambios, a través de su propio
dinamismo industrial que deja de lado los debates políticos y las decisiones de
parlamentos y gobiernos. Así, la radicalización de la modernidad rompe con las
premisas de la sociedad industrial y abre nuevas vías hacia una modernidad
distinta. La modernización reflexiva avanza muy despacio y de forma cautelosa.
Lo deseado y lo familiar constituyen la nueva modernidad.
La modernización reflexiva es un cambio de la sociedad industrial que se produce de forma no planeada, dentro
de un orden político y económico intacto. Se autoconfronta a la modernización
industrial, a través de la crítica. No implica la reflexión sino la
autoconfrontación. Es una transición que ocurre de forma no deseada, no
percibida y compulsiva. La sociedad del riesgo es una continuación de los
procesos de modernización automatizados que son ciegos y sordos a sus propios
efectos y amenazas, los cuales cuestionan y destruyen los fundamentos de la
sociedad industrial.
La modernización reflexiva es la confrontación de los
efectos de la sociedad del riesgo que no pueden ser tratados y asimilados
dentro del sistema de la sociedad industrial, es decir, que no pueden ser
medidos por los estándares institucionalizados.
El reconocimiento de las amenazas provocadas por el
desarrollo técnico industrial hace manifiesta la necesidad de la autorreflexión
sobre la cohesión social así como de la llamada racionalidad. La sociedad se
vuelve reflexiva, convirtiéndose así, en un tema y un problema para sí misma.
Y, tras todo esto, se pone de manifiesto un conflicto fundamental, un
antagonismo: antagonismos ideológicos, culturales, económicos y políticos.
El retorno de los individuos a la sociedad,
característica de esta modernización reflexiva, como un proceso de
desvinculación y de revinculación a nuevas formas de vida de la sociedad
industrial que sustituyan las antiguas en las que los individuos deberán
reproducir sus propias biografías. Sin embargo, esta individualización no se
refiere a actuar en forma aislada, sino a concebirse como un individuo dentro
de la sociedad, como parte de ella. No se basa en la libre decisión de los
individuos, sino más bien es una compulsión a fabricar, autodiseñar o
autoescenificar no solo la propia biografía, sino sus compromisos y relaciones
en base a las preferencias individuales.
La modernización de la sociedad industrial, fundamentada
en los avances tecnológicos de los años 90’s, entra en crisis a partir de una
crítica social del desarrollo económico que las sociedades han seguido.
Conceptos como la globalización o el neoliberalismo que buscan como fin
principal generalizar los mercados internacionales, a través de mecanismos como
el libre mercado y que, lejos de buscar un beneficio global, beneficia solo a
los países altamente industrializados y, por ende, desarrollados, son
cuestionados por la sociedad.
La sociedad se vuelve crítica y empieza a cuestionar los
patrones de desarrollo bajo este esquema económico. Los aspectos ideológicos, culturales,
económicos y políticos son cuestionados por la sociedad pero bajo una
perspectiva que implica la autocrítica. Y, ante esta autocrítica, empiezan a
surgir algunos movimientos sociales como una forma de oposición al sistema
económico, hay diferentes formas de afrontar esa autocrítica, se puede por un
lado confrontar la realidad y actuar en consecuencia, ya sea a nivel individual
dentro de una colectividad o a través de una manifestación que puede buscar
intereses tan variados como la conservación del medio ambiente, la protección
de los animales, la violación de los derechos humanos, la equidad de género,
etc.
Se manifiestan temas prioritarios como la conservación
del medio ambiente y, al respecto, me gustaría hacer algunos comentarios a
partir de algunos argumentos planteados por Ulrich Beck que llamaron mi
atención. El primero de ellos señala: “La metamorfosis de los efectos
colaterales no percibidos de la producción industrial en focos de crisis
económicas globales ya no se presenta como problemas del mundo que nos rodea
–uno de los llamados “problemas medioambientales”-, sino como profunda crisis
institucional de la propia sociedad industrial.”[2]
La sociedad industrial se enfocó en alcanzar el mayor
desarrollo tecnológico porque se consideraba que esa era la opción que se tenía
para alcanzar el desarrollo; sin embargo, infinidad de aspectos de mayor
coyuntura se dejaron de lado. Posiblemente pocos fueron los que previeron que
esta forma de pensar y de actuar acarrearía consecuencias desfavorables en
algún momento que, a la postre, se manifestarían en problemas económicos (como
la caída del bloque socialista, las crisis financieras y el estancamiento de
economías, como el caso de las latinoamericanas). Estos problemas no son
concebidos ya como situaciones derivadas
de la globalización o el neoliberalismo, sino como una crisis de las
instituciones económicas mundiales, como el Fondo Monetario Internacional o el
Banco Mundial, que reflejan que el sistema como tal ya es un tanto obsoleto. El
fomento a la firma de tratados comerciales que no buscan el beneficio real de
ambas partes sino el beneficio de unos cuantos, casualmente el de los países
altamente desarrollados, han tenido importantes consecuencias a nivel social
que han desatado, en algunos casos, movilizaciones en contra y que han sido un
terreno fértil para expresar la autocrítica de este esquema de desarrollo y
para confrontar, incluso, al mismo sistema.
La segunda frase que ha llamado mi atención señala lo
siguiente: “Es posible desestimar hoy las críticas hablando de un riesgo que
tiende a cero solo para lamentar mañana, una vez que la catástrofe ha ocurrido,
la estupidez de una opinión pública que malinterpreta las aserciones
probabilísticas.”[3]
Al respecto, me gustaría señalar cómo lo interpreto. Ante esta autocrítica y
autoconfrontación del sistema económico dominante, surgen algunos actores
sociales que plantean una serie de argumentos sobre los riesgos que la sociedad
está viviendo y se arriesgan a plantear escenarios futuros a manera de alerta
sobre las consecuencias de las decisiones y acciones que surgen en una economía
basada en la industrialización y tecnificación; los cuales, en el mejor de los
casos, son ignorados por la gran élite, sea esta económica, política o social.
Y me gustaría hacer aquí un paréntesis para vincular este
tema con una carta escrita en 1854. Es una carta escrita por el Jefe de los
pieles Rojas de Seattle al presidente de los Estados Unidos, Franklin Pearce.
En esta carta, el Jefe Piel Roja vislumbra ya el destino de nuestras
sociedades, el de una sociedad basada en el valor económico antes que en el
ambiental. Los argumentos planteados en ella hacen manifiesta la realidad que
hoy en día vivimos. En ella, se plasma la diferencia ideológica entre los
pieles rojas y la sociedad estadounidense, la forma en que se concibe la
realidad es diametralmente opuesta; sin embargo, el jefe piel roja es capaz de
diseñar un escenario ante la visión industrializada. Un escenario en el que señala
que un día esa sociedad estará repleta de basura, y la gente se estará ahogando
en ella, una sociedad que avanzará llena de gloria hacia su propia destrucción,
una sociedad en la que la vida se ha terminado y en la que no queda más que
sobrevivir. Y hago referencia a esta carta porque me parece una dramática
realidad, y lo más impactante es que fue escrita hace siglo y medio pero
pareciera que nadie tomó en cuenta estas palabras. Quizás parecía un escenario
impensable o excesivamente lejano, pero creo que ese día ya llegó.
Finalmente, la tercera frase que quisiera comentar. “Los
alemanes creen que el mundo se acaba con sus bosques, y los británicos se
estremecen porque los huevos de su desayuno son tóxicos; en ese punto y de ese
modo empieza la conversión ecológica.”[4] Lo que
puedo inferir de ella es que cada individuo concibe las problemáticas de manera
distinta y que lo que es prioritario para unos no lo es forzosamente para
otros. En esta frase, mientras que algunos se preocupan por la conservación de
sus bosques otros están en otro nivel preocupándose por la calidad de los
productos que ingieren. Y si preguntáramos a las sociedades latinoamericanas,
seguramente nos darán respuestas muy distintas y podríamos ver que las
problemáticas prioritarias incluso son el que la sociedad tenga qué comer, o
tenga un trabajo, o una vivienda, o acceso a la educación, o acceso a servicios
de salud, o que viva en estado de paz, etc.
Los aspectos ideológicos, culturales, económicos y
políticos cuestionados por la sociedad bajo una perspectiva de autocrítica,
obligadamente está en virtud de la realidad concreta de cada sociedad. La
modernización reflexiva, surgida en los países desarrollados, no aplica de
igual forma en los países
latinoamericanos, por ejemplo. Los países latinoamericanos, cuya realidad
económica, política y social es muy distinta a la de los países de la Unión
Europea, evidentemente tendrán una crítica muy distinta y la forma de
organizarse también será distinta. Los movimientos sociales surgidos en unos y
otros, tendrán características propias y buscarán objetivos también propios.
Resultan muy interesantes los planteamientos de Ulrich Beck; sin embargo, pocos
de ellos se pueden aplicar hoy en día a la realidad mexicana. Ojalá que pronto
pasemos a un estado de mayor crítica y confrontación, pero creo que no es un
escenario muy cercano todavía.
BIBLIOGRAFÍA
Alfie, M., Méndez, L. Modernidad reflexiva y
movimientos sociales. El Cotidiano 100.
Beck, U. La sociedad del riesgo global. España.
Editorial Siglo XXI de España.
Beck, U, Giddens, A. Modernización reflexiva:
Política, tradición y estética en el orden social moderno. Alianza
Universidad.
Sociobiología y Ecología Humana
Consuelo Arias-González
INTRODUCCIÓN
El presente ensayo tiene como finalidad hacer una breve
reflexión sobre el comportamiento humano a partir de una primera aproximación a
la sociobiología y la ecología humana. En torno a estos dos temas, se plantea
un gran debate sobre los fundamentos del comportamiento humano, siendo los temas
centrales, por un lado, los genes como un factor determinante del
comportamiento humano y, por el otro, la influencia cultural.
Se intenta analizar algunos elementos, de la literatura
consultada, que permitan entender por qué surge un debate en torno a este tema
y llegar, si no a dar una conclusión sobre el tema, a tener algunos argumentos
que defiendan una u otra postura o bien que encuentren un punto de convergencia
entre lo que algunos autores denominan como determinismo genético y
determinismo cultural.
Posiblemente, la pregunta central que motiva este
análisis es si el ser humano se comporta de una u otra forma porque así está
biológicamente programado o si es porque su entorno influye en su
comportamiento. El determinismo genético y el determinismo cultural, serán los
temas centrales en torno a los cuales se desarrolle este ensayo. El primero,
que plantea los intentos por tratar de caracterizar las bases evolutivas de
algunas manifestaciones culturales, de explicar la conducta social humana sobre
la base principal o exclusiva, de factores biológicos hereditarios, con
importantes consecuencias de índole ética y social (Jaisson, Pierre, La hormiga
y el sociobiólogo); y, el segundo, que plantea la idea de que el ser humano no
es una máquina que haya sido programada completamente por sus genes, ni que la
mente humana sea tabulae rasae, pizarras en blanco que se van llenando conforme
aprendemos, moldeadas según ciertas
disposiciones innatas (José Sanmartín, Los nuevos redentores).
ALGUNAS
CONSIDERACIONES PRELIMINARES SOBRE LA SOCIOBIOLOGÍA
Antes de iniciar el análisis de las posturas que
defienden la influencia cultural o de los genes en el comportamiento humano, es
conveniente dar algunas consideraciones preliminares. La Sociobiología es una
rama de la Biología que hace énfasis en explicaciones en términos de la
evolución en su intento por explicar el comportamiento humano. Edward O.
Wilson, en 1975, la definió como el estudio sistemático de los fundamentos
biológicos del comportamiento social y de su evolución, tanto en el animal como
en el humano. Y se plantea como una posibilidad por amalgamar las teorías
biológicas en las ciencias sociales. De acuerdo con Pierre Jaisson, el
comportamiento humano se presentaba, así,
como consecuencia de predisposiciones genéticas seleccionadas a lo largo
de la prolongada historia evolutiva de los antepasados del hombre actual (Pierre
Jaisson, Op. Cit.).
La Sociobiología no plantea el hecho de ser la única
disciplina para llenar la brecha entre la biología y las ciencias sociales y
menos de asimilar la ciencia social. Sin embargo, ha provocado una gran
polémica entre quienes discuten la relevancia de los genes en el comportamiento
humano bajo el argumento de que el comportamiento humano no puede ser explicado
en términos de los genes o de la evolución, dado que consideran que en los
estudios realizados, la selección natural y la adaptación no proporcionan
suficiente información para la construcción de explicaciones evolutivas (Win J.
van der Steen, Sociobiology in Perspective).
LA
INFLUENCIA GENÉTICA EN EL COMPORTAMIENTO HUMANO
La primera postura a analizar, el determinismo genético,
surge de los intentos de explicar la conducta social humana sobre la base,
principal o exclusiva, de factores biológicos hereditarios; con importantes
consecuencias de índole ética y social, como se había mencionado anteriormente.
El surgimiento de Sociobiology, de Edward O. Wilson, puso en peligro la
integridad de la cultura como una cosa en sí, como una creación humana,
distintiva y simbólica, pues plantea que la determinación biológica de las
interacciones humanas, a partir de la tendencia evolutiva general de los
genotipos individuales, es fundamental para maximizar su éxito reproductivo.
(Marshall Sahlins, Uso y abuso de la biología).
En esta obra, Wilson pretende proporcionar una
teoría acerca de la importancia de la
selección por parentesco y de cómo se ordena este comportamiento. Su teoría se
distingue por un intento más riguroso y amplio de buscar el comportamiento
social en principios evolutivos sólidos, y en particular en el principio de la
automaximización del genotipo individual, considerado como la lógica
fundamental de la selección natural. (Marshall Sahlins, Op. Cit.)
Algunas de las ideas planteadas por Wilson en su libro Sociobiology,
son las siguientes. “Besides adding
perspective and perhaps offering some sense of philosophical case, the exercise
will help to identify the behaviors and rules by which individual human beings
increase their Darwinian fitness through the manipulation of society... Human
societies are organized by high intelligence, and each member is faced by a
mixture of social challenges that taxes all of his ingeniuty... The
hypothesis to consider, then, is that genes promoting flexibility in social
behavior are strongly selected at the individual level... In oder words, the
capacity for culture is transmitted by a single
human genotype. Dobzhansky (1963) stated this hyphotesis as follows:
“Culture is not inherited through genes, it is acquired by learning from
other human beings... In a sense, human
genes have surrendered their primacy in
human evolution to an entirely new,
nonbiological or superorganic agent, culture. However, it should not be forgotten that this agent is
entirely dependent of the human
genotype.” (Edward O. Wilson,
Sociobiology The New Synthesis)
“The role of
evolutionary sociobiology... will attempt to reconstruct the history of the
machinery and to identify the adaptive
significance of each of its functions.
Some of the functions are almost certainly obsolete, being directed toward such Pleistocene exigencies as hunting
and gathering and interribal warfare... The second contribution of
evolutionary sociobiology will be to monitor the genetic basis of social
behavior... A key question in human biology is whether there exist a genetic predisposition to enter
certain classes and to play certain roles... The difference between ethical
behaviorism and the current version of
developmental genetic analysis is
that the formers postulates a mechanism
(operant conditioning) without evidence and the latter presents evidence without
postulating a mechanism... The study of moral
development is only a more complicated
and less tractable version of the genetic variance problem (Edward O. Wilson, Op. Cit.)
Wilson consideró el papel de la influencia genética en el
comportamiento humano como un aspecto relevante pero, al mismo tiempo, complejo
para su estudio e interpretación. La teoría de la evolución, de Darwin, cobra
vital importancia en la teoría de Wilson, a través del análisis de aspectos
como la adaptación, que al mismo tiempo ocasionó una gran conmoción al debatir
la idea de que este aspecto, como muchos otros, tiene que ver con la
interpretación que de éste se haga a partir de la comparación de un
comportamiento con otro. Es decir, se trata de conceptos subjetivos cuyo análisis
requiere de comparaciones.
LA
INFLUENCIA CULTURAL EN EL COMPORTAMIENTO HUMANO
Algunos científicos sociales y biólogos aseguran que el
comportamiento humano está influenciado por la cultura y, en ese sentido, la
biología juega un papel secundario. (Wim J. van der Steen, Op. Cit.) Sin
embargo, existe una posición más dogmática que plantea la tesis de la tabula
rasa, que señala que el ser humano es enteramente moldeable por su medio
ambiente, a la manera de una estatua de arcilla blanda (Pierre Jaisson, Op.
Cit.); por lo tanto, la predisposición genética no es un factor condicionante
del comportamiento.
Para explicar un poco esta postura, retomaré una parte de
la ecología humana, que señala que la sociedad humana es consecuencia y efecto
del orden social y cultural, en los niveles económico, político y social. Toda
comunidad tiene una población,
organizada dentro de un territorio, arraigado al terreno que ocupa, con grupos
que se relacionan a través de la mutua interdependencia… Si bien es cierto que
las sociedades humanas poseen mecanismos, como la competencia, que le permiten establecer
un orden social y lograr un equilibrio natural, no son ellos los únicos que
rigen el comportamiento humano, dado que se incorporan a este orden social la
economía, la política, la moral, las costumbres, creencias, etc. (Robert Ezra Park, Human Ecology)
Partiendo de lo anterior, el comportamiento humano no
puede ser analizado exclusivamente desde el punto de vista genético ya que existen
varios factores culturales que influyen y/o condicionan su comportamiento
dentro de la sociedad y donde las cuestiones éticas y morales juegan un papel
preponderante que marcan una diferencia entre el ser y el deber ser. Los
aspectos antes mencionados acompañan el desarrollo de las sociedades y ejercen
una influencia determinante en el comportamiento humano.
IDEOLOGÍA
Y SOCIOBIOLOGÍA
La Sociobiología se asocia con el Darwinismo social,
utilizado por filósofos sociales para explicar y justificar la situación social
en el último cuarto del siglo XIX y las primeras dos décadas del siglo XX, por
ejemplo, la conducta de la guerra. Sin embargo, por sus implicaciones, es
peligroso emplear el razonamiento biológico para fines políticos (racismo, nacionalismo, discriminación, persecución,
exterminio de judíos, actos de violencia). Se le acusa de ser racista, sexista,
y de promover el rechazo a distinguir entre lo que es y lo que debe ser. (V. S. E. Falger, Sociobiology and Political Ideology)
Algunos opositores de la sociobiología refutan la teoría
del determinismo genético bajo el supuesto que justifica los actos que atentan
contra la moral de la sociedad. En su obra Los nuevos redentores, José
Sanmartín pregunta ¿Es el hombre un ser asesino por naturaleza?, partiendo de
los intentos que se han hecho por explicar la conducta social humana
exclusivamente a partir de factores biológicos hereditarios. Partiendo de la
idea que el comportamiento social humano es la expresión de las necesidades e
impulsos del organismo humano, de su propia naturaleza, de su evolución
biológica (Marshall Sahlins, Op. Cit.), se establece que el ser humano es así
porque así está biológicamente hecho, es agresivo, egoísta, sexista, etc.,
porque su biología lo determina a ello. Y bajo esta postura, el Biologicismo
exonera a la sociedad, al ambiente, de cualquier influencia notable en el
comportamiento de sus miembros. Y, entonces, se argumenta que cada uno es lo
que es (listo, tonto, alcohólico, prostituta, etc.) según su «biología innata»
(José Sanmartín, Op. Cit.)
De acuerdo con Sanmartín, si el determinismo genético
exonera a la sociedad de cualquier responsabilidad sobre las consecuencias de
sus actos, entonces ¿hasta que punto es válido justificar los actos de
violencia, el racismo, las guerras, la pobreza, las clases sociales, la
discriminación, etc., a partir del condicionamiento genético que predispone el
comportamiento humano?
Ante este debate ético y moral, los defensores de la
Sociobiología establecen que los genes no determinan sino que predisponen el
desarrollo de capacidades comportamentales que se activarán en el curso del
desarrollo epigenético, como resultado de las expresiones del individuo (Pierre
Jaisson, Op. Cit.), por lo tanto no se puede justificar las discriminaciones y
desigualdades sociales mediante la
biología.
CONSIDERACIONES
FINALES
El análisis e interpretación del comportamiento humano ha
sido largamente estudiado, desde los griegos hasta nuestros días, tratando de
identificar los factores que lo condicionan y/o determinan. A través de los
tiempos, ha habido grandes aportaciones que han permitido conocer,
paulatinamente, el desarrollo de las sociedades y el comportamiento del hombre,
como individuo y como ente social. Diversas áreas del conocimiento han
intentado estudiar dicho comportamiento, especialmente la biología por
considerar al hombre como un ser vivo, de la misma forma que estudia las
comunidades de plantas y animales.
Sin embargo, es a mediados del siglo XIX cuando se da un
primer rompimiento real entre las ciencias sociales y las ciencias exactas, a
partir del surgimiento de metodologías diferentes y con formas de actuar
diferentes. Las ciencias sociales se nutren de las ciencias exactas en un
intento por entender el comportamiento humano. Aunado a esto, las sociedades
empiezan a ser particularizadas, se vuelven factibles de investigación,
análisis y entendimiento. Asimismo, se da un paso de la historia de los hechos
a una historia que marca a las sociedades.
Para esta época, el determinismo biológico genera grandes
discusiones, la teoría de la evolución de Darwin entra en escena para cambiar
gran parte de la visión predominante sobre el origen de las especies. Se
plantea la interrogante de hasta qué punto los seres más aptos se adaptan a su
entorno o si simplemente se trata de una forma de legitimación del sistema
político. Las teorías de Darwin, Malthus y Lamarck hacen eco en la sociedad de
la época y se inicia una búsqueda de nuevas explicaciones.
En este contexto, surge el biologismo como un intento por
separar a las ciencias sociales de la biología. Se trata de explicar el
comportamiento humano a partir de factores genéticos que han condicionado la
evolución de las especies, partiendo del análisis de la biología aplicado a
comunidades de plantas y animales. En 1975 Edward O. Wilson, al publicar Sociology:
The New Synthesis, fija el campo de acción de la sociobiología así como sus
objetivos y plantea la teoría sociobiológica de la evolución gen-cultura.
La publicación de esta obra generó grandes polémicas
(principalmente en EEUU, Francia, Alemania y Japón) entre quienes apoyaban su teoría y quienes se
oponían a ella y a la idea de que las ciencias sociales invadieran el terreno
de la biología. Se acusaba a la
sociobiología de querer justificar las discriminaciones, desigualdades sociales,
genocidios, racismo, a partir del determinismo genético, aunque estos intentos
de justificación provenían más de intereses políticos que de posturas meramente
científicas. Pese a ello, esta polémica tuvo un gran impacto en una parte de la
comunidad científica y entre quienes se dejaron llevar más por cuestiones
sensacionalistas, y de donde surgieron interrogantes como si el hombre es un
ser asesino por naturaleza, o si cada persona es lo que es (tonto, listo,
alcohólico, prostituta) porque está determinado así por sus genes y, en ese
sentido, somos esclavos de nuestros genes sin ninguna posibilidad de ser algo
más de lo que nuestros genes han determinado.
En torno a los factores que determinan y/o condicionan el
comportamiento humano se puede resumir, de manera muy general, en dos grandes
posturas, la del determinismo cultural y la del determinismo genético. El
primero, como se comentó en su momento, hace énfasis en la influencia cultural
generada a partir del desarrollo de las sociedades, a partir de los factores
económicos, políticos, sociales, educativos, morales, religiosos, que
constituyen las bases de una sociedad y que determinan el deber ser de los
individuos como entes sociales. Por otro lado, el determinismo genético, que
hace énfasis en la información genética que cada individuo trae consigo, de la
cual no puede desligarse y que determina su comportamiento en sus relaciones
con los demás, en los procesos de adaptación, de subsistencia y de competencia,
entre otros.
Sin embargo, existe una tercera postura que establece la
importancia de los genes en el comportamiento humano pero que no se plantea
como un factor enteramente determinante sino como un factor que puede
condicionar un cierto comportamiento, pero que al mismo tiempo debe contemplarse
el papel de la cultura, el desarrollo de las sociedades, la historia de las
sociedades, la evolución de las sociedades, para entender en su totalidad el
comportamiento humano. Como lo planteó Wilson, la comprensión del
comportamiento humano debe partir del análisis de la relación gen-cultura.
Si bien es cierto que el ser humano no es una tabla rasa,
como se planteaba anteriormente, debido a la información genética que trae consigo al nacer, también
lo es que no se puede dejar de lado el desarrollo de las sociedades al momento
de tratar de conocer, interpretar y explicar el comportamiento humano. Por lo
antes dicho, considero que no es posible estudiar el comportamiento humano a
partir de factores exclusivamente genéticos como tampoco lo es estudiarlo a
partir de factores meramente sociales, creo que ambos factores condicionan el
comportamiento del individuo y de las sociedades, pero pretender desligar uno
del otro me parece un retroceso en cuanto al gran bagaje de conocimiento que la
humanidad ha logrado desarrollar a lo largo de su historia.
BIBLIOGRAFÍA
Ezra Park, R. (1936).
Human Ecology. The American Journal of Sociology Vol. 42, No.1
Falger, V.S.E.
(1984). Sociobiology and Political Ideology: Comments on the Radical Point
of View. Journal of Human Evolution 13.
Jaisson, P. (2000). La hormiga y el sociólogo.
México. FCE.
Lemkow, L. (2002). Sociología ambiental: Pensamiento
Socioambiental y ecología social del riesgo. España. Icaria Antrazyt.
Sahlins, M. (1990). Uso y abuso de la biología: Una
crítica antropológica de la sociobiología. España. Siglo Veintiuno de
España Editores.
Sanmartín, J. (1992). Los nuevos redentores:
Reflexiones sobre la ingeniería genética, la sociobiología y el mundo feliz que
nos prometen (2da Reimp.). España.
Anthropos Editorial del Hombre.
Sempere, J. (2004). Sociología y medio ambiente.
Madrid. España. Editorial Síntesis.
Soberón Mainero, J. (2003). Ecología de Poblaciones.
México. La Ciencia para Todos.
Van der Steen, W. J. y Voorzanger, B. (1984). Sociobiology in Perspective. Journal of Human Evolution 13.
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