lunes, 17 de junio de 2013

Marxismo y Medio Ambiente

Consuelo Arias-González

MARXISMO Y MEDIO AMBIENTE, ALGUNAS CONSIDERACIONES

El marxismo es una corriente económica, política y filosófica que surge en la segunda mitad del siglo XIX ante la búsqueda de explicaciones sobre la evolución de las sociedades a partir de sus modos de producción. Mucho se habla acerca de la postura que plantea Marx en su obra, en ocasiones los argumentos a favor o en contra tienen un sostén de análisis, pero muchas veces solo se le considera a partir del vox populi. Todo mundo puede hablar de “marxismo” y emplear el término, incluso, en una forma despectiva; pero, ¿realmente es tan malo el marxismo?, tal vez Karl Marx realmente aportó una obra trascendental para explicar más allá de la teoría económica. Y es justamente una parte de esta inquietud lo que pretendo analizar en este ensayo, la perspectiva de su relación con el medio ambiente.

Una de las posturas respecto del marxismo plantea el no reconocimiento de la interacción del hombre con su medio, reduciéndose la cuestión ecológica a una cuestión de valores que pasa totalmente por alto la comprensión de las relaciones materiales en evolución entre los seres humanos y la naturaleza. Ante esta postura, John Bellamy señala que este prácticamente nulo entendimiento del dualismo de la existencia humana con la naturaleza no implica forzosamente una extrema indiferencia hacia la naturaleza o sus leyes dado que el hombre no puede cambiar la naturaleza sin cambiarse a sí mismo, por ello debe existir cierto grado de comprensión en esta relación. (Bellamy F., John, La ecología de Marx: materialismo y naturaleza)

Argumentar que la teoría marxista no reconoce la interacción del hombre con su medio vendría a ser una contradicción con el análisis de las fuerzas productivas y el materialismo histórico, pues parte del análisis realizado por Marx involucra el entendimiento y explicación de cómo las sociedades evolucionaron a partir del desarrollo tecnológico que le permitió obtener elementos de la naturaleza para su desarrollo. El hombre del Comunismo Primitivo se interrelacionaba de alguna forma con su medio, con la naturaleza, y el hombre fue desarrollando instrumentos, en un principio muy simples, que le permitieron asentarse en un lugar y sobrevivir, pero no solamente sobrevivir sino desarrollarse. Durante el Esclavismo el hombre se siguió relacionando con su medio, de forma distinta, pero existía un modo de producción que no dejaba de lado las relaciones entre el hombre y su medio. Durante el Feudalismo el hombre siguió en contacto directo con su medio, bajo un esquema distinto de producción, pero seguía presente ese vínculo, esa interrelación con la naturaleza. Y el surgimiento y desarrollo del capitalismo sentó sus bases en la apropiación, transformación, uso y disfrute de la naturaleza. Así que sin entrar en un análisis de la forma, adecuada o inadecuada, de esta relación es claro que siempre ha existido este vínculo y que al analizar esta evolución de las sociedades Marx tuvo que considerar que desde que el hombre existe ha estado en constante relación, de dependencia preponderantemente, con la naturaleza, por lo que el argumento en cuestión pierde validez.

El mismo Bellamy señala que las críticas al marxismo desde una perspectiva ecológica se pueden agrupar en dos grandes temas, el de las fuerzas productivas y el del valor. En cuanto al tema de las fuerzas productivas, algunas críticas intentan mostrar que Marx consideraba el desarrollo de las fuerzas productivas como algo benéfico de por sí y que repara en la naturaleza solo como un objeto que es susceptible de ser dominado y que los conceptos de producción o productividad no consideran los daños que la actividad del hombre puede provocar sobre la naturaleza. Bajo esta postura se plantea que el fondo filosófico de Marx considera a la naturaleza como el objeto de trabajo y explotación económica (que no sería más que la concepción del hombre de la segunda mitad del siglo XIX de poder entender al ser humano en función de la dominación de la naturaleza). Sin embargo, Bellamy señala que la crítica de Marx a la acumulación de capital  está mucho más cerca de una armonía con la naturaleza, dado que Marx y Engels criticaron  al capitalismo por su soberbia frente a la naturaleza. Aquí, una aseveración tomada por Bellamy para explicar este punto: “No debemos lisonjearnos demasiado de nuestras victorias sobre la naturaleza. Esta se venga de nosotros   por cada una de las derrotas que le inferimos”. (VV Staff, Ecología Política: la movilidad en las ciudades)

Partiendo de esta aseveración, es clara la postura de Marx y Engels respecto de la relación del hombre del siglo XIX con la naturaleza. Y, bajo este argumento, sí era relevante para ellos la explotación de la naturaleza y se planteaba ya que llegaría un momento en que la naturaleza le pasara factura al hombre, quizás en la forma en que hoy día enfrentamos la problemática ambiental, la diferencia puede ser que ahora somos conscientes de la existencia limitada de los recursos naturales. Y bajo el supuesto planteado, esta crítica pierde también su validez.

Respecto al tema del valor se critica a Marx por desconocer el papel de la naturaleza en la teoría del valor-trabajo. Y, en este sentido, la crítica más fuerte hacia el marxismo es que no consideró que los recursos eran agotables y no se previó lo que pasaría cuando éstos se agotaran. Sin embargo, se argumenta a su favor que  la idea de Marx y Engels  era buscar el origen de la riqueza y del valor, por ello no se enfocaron en analizar cómo sustituir los recursos o analizar los ciclos de energía o los manantiales de energía y de materiales capaces de asegurar  que en la nueva sociedad comunista existieran en forma abundante  las fuentes de riqueza. Muchos autores pretenden demostrar el desinterés de Marx  por la naturaleza y que no la considera como fuente de valor; pero estas aseveraciones son incorrectas. Aunque las referencias  a la naturaleza dentro de su teoría de la ganancia  y la crisis fueron secundarias, en la teoría de la renta  capitalista del suelo  la naturaleza es el tema explícito y central. Se trata de una aplicación de la ley del valor a aquella parte de la naturaleza que puede  ser monopolizable, y explica que parte de la ganancia global  se emplea para pagar  el uso de un pedazo del planeta. (VV Staff, Op. Cit.)

Como se comentó anteriormente, la inquietud y/o preocupación de los efectos negativos que el hombre ocasionaría sobre la naturaleza, existía. En esta crítica se habla de la nula visión de que los recursos naturales no son inagotables, pero realmente no había un desinterés. Sí se preocuparon, aunque no se enfocaron en la búsqueda de nuevos recursos porque el enfoque de su teoría era otro, las preocupaciones de la época eran otras, pero ello no implica que no prestaran atención a esta situación. El claro ejemplo es lo planteado por la teoría de la renta, sí se reconocía el valor de la tierra, el valor del uso que se requiriera de uno de los factores de la producción, la tierra. Se reconocía ese valor, por tanto, se estimaba de alguna manera el valor de la naturaleza, o de una parte de ella. Y, nuevamente, esta crítica no es tan válida.

Paolo Bifani señala que el desarrollo económico entendido por Marx y Engels como un proceso de cambio de formaciones a través del desarrollo de las fuerzas productivas implica parte de la relación del hombre con la naturaleza, dado que éstas son la expresión de la actitud del hombre  con respecto a la naturaleza, por lo que no conciben la historia del hombre separada de la historia de la naturaleza, pudiéndose hablar, entonces, de un proceso histórico en función de esta relación. Y, si bien es cierto que el hombre se enfrenta con la naturaleza en una actitud de dominio, transformación y apropiación, no se trata de una dominación predatoria de la naturaleza sino de un adecuado manejo del sistema natural con vistas a la satisfacción de las necesidades humanas. Por ello, la relación del hombre con la naturaleza y el proceso de desarrollo son vistos como una interacción dialéctica. (Bifani, Paolo, Medio ambiente y desarrollo sostenible)

Paolo Bifani plantea algo muy interesante, no se trata de una visión predatoria sino de un adecuado manejo de los recursos a partir de las interacciones dialécticas. Se busca la satisfacción de las necesidades pero no depredar los recursos naturales. El modo en que el hombre se relaciona con la naturaleza es lo que puede marcar la diferencia entre el uso y el abuso, por tanto el análisis dialéctico de las sociedades es un punto de partida necesario (y obligado) para determinar si en el intento de satisfacer las necesidades humanas se han sobre explotado los recursos. Creo que ninguna sociedad tiene como objetivo agotar sus recursos aunque sí puede ser clara la falta de visión a futuro para prever que los recursos sean finitos y deban, entonces, tratar de optimizarse. Y esa es una realidad, pero no por ello se puede deducir que el marxismo no se interesó en la posible extinción de recursos.   

Finalmente, Enrique Leff sostiene la existencia de un vacío ecológico del materialismo histórico que no integró a la naturaleza, es decir los procesos ecológicos y socioambientales, en las condiciones generales de la producción. Por lo que no elaboró una teoría que incorpore las bases ecológicas  y el potencial ambiental  en el desarrollo de las fuerzas productivas y que las articule con las relaciones sociales de producción  fundadas en los principios  de una gestión participativa  de los recursos naturales. (Leff, Enrique, Ecología y capital: racionalidad ambiental, democracia participativa y desarrollo sustentable)

Partiendo de todo lo antes planteado, considero que la teoría marxista no excluye la relación del hombre con la naturaleza, creo que es su relación con ella la que determina gran parte de la evolución de las sociedades y que en su análisis dialéctico Marx tuvo muy presente cuál era el papel de la naturaleza para el desarrollo de las sociedades, pues a partir de la existencia y evolución de la tecnología han evolucionado los modos de producción, pues el uso que se ha hecho de los recursos naturales ha sido fundamental en la evolución de las sociedades. Creo que no se dejó completamente de lado su relevancia; sin embargo, la postura de Marx tenía otro enfoque y, como bien se señaló anteriormente, la ideología de la época, la segunda mitad del siglo XIX, era en cierta forma de “orgullo” por los avances científicos y tecnológicos alcanzados y que involucraban no solo el entendimiento de la naturaleza sino el saber que se podía influir en ella de manera trascendental a través de ese “dominio”.  Y, en este sentido, la teoría marxista analiza cómo  es la relación del hombre con la naturaleza en virtud de poder explicar los modos de producción y la forma en que se genera el valor de la producción. El enfoque era ese, las respuestas que se buscaban tenían como objetivo determinar cómo habían evolucionado las sociedades y cómo se habían visto influenciadas por sus modos de producción y, aunque el medio ambiente no era una de las preocupaciones de la época, quizás por no considerar la perpetuidad de los recursos como algo imposible, sí creo que se tomó en cuenta al menos de manera un tanto somera no solo la relación del hombre con la naturaleza y sus repercusiones sobre ella, sino que a partir de la forma en que se apropiaba de ella, de la forma en que la transformaba, de la forma en que la dominaba sí pudo analizarse los impactos que la naturaleza recibe a partir de las actividades antropogénicas.

El enfoque económico era el objetivo central del análisis crítico que Marx realizó, pero no por ello se tuvo que dejar de lado a la naturaleza y sus impactos. Y considero, además, que el análisis crítico que hoy en día se puede realizar de la teoría marxista en cuestión ambiental solo es un intento de adecuar esta teoría a la problemática ambiental desde muy variadas inquietudes y posturas, que no forzosamente son la postura tajante del pensamiento marxista sobre la naturaleza sino interpretaciones que parten de la concepción marxista. Y en tanto interpretaciones, son susceptibles de crítica y análisis en la búsqueda de un posible consenso que hoy en día no es todavía una realidad.


Bibliografía
Bellamy Foster, John. La ecología de Marx: materialismo y naturaleza.
http://books.google.com.mx/books?id=ZBioiULlCDsC&pg=PA30&dq=marxismo+y+medio+ambiente&hl=es&ei=ZoSKTNbkH4vUtQOet8i1BA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=7&ved=0CEoQ6AEwBg#v=onepage&q=marxismo%20y%20medio%20ambiente&f=false

Bifani, Páolo. Medio ambiente y desarrollo sostenible.
http://books.google.com.mx/books?id=HD28DaIGf0gC&pg=PA48&dq=marxismo+y+medio+ambiente&hl=es&ei=FfuKTOrhHpG-sAPI5KTFBA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=4&ved=0CDQQ6AEwAzgK#v=onepage&q&f=false

Leff, Enrique. Ecología y capital: racionalidad ambiental, democracia participativa y desarrollo sustentable.
http://books.google.com.mx/books?id=bUsfFF_DXskC&pg=PA333&dq=marxismo+y+medio+ambiente&hl=es&ei=Nf-KTJ_2LJLWtQOMuqSSBA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=2&ved=0CCsQ6AEwATg8#v=onepage&q=marxismo%20y%20medio%20ambiente&f=false

Lezama, José Luis. La construcción social y política  del medio ambiente. 
http://books.google.com.mx/books?id=J1o_jRh751EC&pg=PA34&dq=marxismo+y+medio+ambiente&hl=es&ei=FfuKTOrhHpG-sAPI5KTFBA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=5&ved=0CDkQ6AEwBDgK#v=onepage&q&f=false

VV Staff. Ecología Política: la movilidad en las ciudades: La crítica ecológica al marxismo. Revista.

http://books.google.com.mx/books?id=dwh60wCgkAAC&pg=PA125&dq=marxismo+y+medio+ambiente&hl=es&ei=rW6KTPblDISWsgPw1uHRBA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=4&ved=0CDkQ6AEwAw#v=onepage&q=marxismo%20y%20medio%20ambiente&f=false

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