lunes, 17 de junio de 2013

Sociedad y Medio Ambiente

Consuelo Arias-González

SOCIEDAD Y MEDIO AMBIENTE            

La vinculación entre la sociedad y el medio ambiente es un tema que en las últimas décadas ha cobrado gran relevancia debido a la problemática ambiental, convirtiéndose en tema de dominio público, en ocasiones bajo una idea un tanto errónea o poco cierta. Pero, ¿esta preocupación es realmente un tema relativamente reciente o ha acompañado la existencia de la humanidad? Bueno, eso es lo que intentaré analizar a través de este ensayo.

Aunque de manera no tan clara en todos los casos, cada uno de los temas abordados en la asignatura hacen referencia a la relación entre el hombre y el medio ambiente. De alguna manera en cada uno de ellos se puede ver entre líneas algún vínculo entre ambos, algún punto de convergencia. Para empezar hablaré de qué forma identifico está relación en los temas sociobiología y ecología humana. De acuerdo con Wilson, los seres humanos nacemos condicionados por nuestros genes, los cuales influyen en nuestro comportamiento y, si damos esto por cierto, podemos inferir que a partir de la evolución genética del ser humano han ido evolucionando, adaptándose y creándose relaciones de sobrevivencia del más fuerte vinculadas al medio ambiente, en el cual la especie humana ha aprendido a sobrevivir, pero también ha aprendido a hacerla su propiedad y, en ese sentido, diríamos que la evolución de la humanidad ha venido arrastrando el paquete genético adaptado y mutado del hombre de Cromagnon, por ejemplo. Y esta idea no resulta tan descabellada si se analiza con calma que la forma de relacionarnos con el entorno guarda estrecha relación con la carga hereditaria que traemos y que cada civilización se ha relacionado con su medio a partir de patrones heredados más que aprendidos.

Respecto del marxismo, considero que Carlos Marx no habló particularmente de la relación entre la sociedad y el medio ambiente debido, pienso, a que los intereses de la época implicaban pensar en los aspectos económicos y no en los ambientales; sin embargo, ello no implica que el tema hubiera sido ignorado o pasado por alto. Creo que a lo largo de la obra de Marx se pueden encontrar fragmentos en donde aparecen aspectos medioambientales, sin que se trate por ello de aspectos netamente ambientales. La evolución de las sociedades ha ido de la mano con el desarrollo tecnológico y con los descubrimientos. El desarrollo tecnológico, primero de una manera muy incipiente al sustituir un tipo  de material por uno más resistente, por ejemplo, obligó a la especie humana a cambiar patrones de conducta y a rediseñar sus vínculos con su entorno, pasando de un estado nómada al sedentario y de esta forma tratar de adaptarse a sus nuevas condiciones y poder sobrevivir.

Una de las posturas en contra del marxismo plantea el no reconocimiento de la interacción del hombre con su medio, reduciéndose la cuestión ecológica a una cuestión de valores que pasa totalmente por alto la comprensión de las relaciones materiales en evolución entre los seres humanos y la naturaleza. Pero, argumentar que la teoría marxista no reconoce la interacción del hombre con su medio vendría a ser una contradicción con el análisis de las fuerzas productivas y el materialismo histórico, pues parte del análisis realizado por Marx involucra el entendimiento y explicación de cómo las sociedades evolucionaron a partir del desarrollo tecnológico que les permitió obtener elementos de la naturaleza para su desarrollo. El hombre del Comunismo Primitivo se interrelacionaba de alguna forma con su medio, con la naturaleza, y el hombre fue desarrollando instrumentos, en un principio muy simples, que le permitieron asentarse en un lugar y sobrevivir, pero no solamente sobrevivir sino desarrollarse. Durante el Esclavismo el hombre se siguió relacionando con su medio, de forma distinta, pero existía un modo de producción que no dejaba de lado las relaciones entre el hombre y su medio. Durante el Feudalismo el hombre siguió en contacto directo con su medio, bajo un esquema distinto de producción, pero seguía presente ese vínculo, esa interrelación con la naturaleza. Y el surgimiento y desarrollo del capitalismo sentó sus bases en la apropiación, transformación, uso y disfrute de la naturaleza. Así que sin entrar en un análisis de la forma, adecuada o inadecuada, de esta relación es claro que siempre ha existido este vínculo y que al analizar esta evolución de las sociedades Marx tuvo que considerar que desde que el hombre existe ha estado en constante relación, de dependencia preponderantemente, con la naturaleza, por lo que el argumento en cuestión pierde validez.

Por lo anterior, considero que sí era relevante para Marx la explotación de la naturaleza y se planteaba ya que llegaría un momento en que la naturaleza le pasara factura al hombre, quizás en la forma en que hoy día enfrentamos la problemática ambiental, la diferencia puede ser que ahora somos conscientes de la existencia limitada de los recursos naturales. No se trata de la nula visión de que los recursos naturales no son inagotables, pero realmente que no había un desinterés.

Señalaba Paolo Bifani que no se trata de una visión predatoria sino de un adecuado manejo de los recursos a partir de las interacciones dialécticas; es decir que, la satisfacción de las necesidades no tienen forzosamente que implicar la depredación de los recursos naturales. Creo que ninguna sociedad tiene como objetivo agotar sus recursos aunque sí puede ser clara la falta de visión a futuro para prever que los recursos sean finitos y deban, entonces, tratar de optimizarse.
  
El tema El Subdesarrollo Latinoamericano y la Teoría del Desarrollo me parece muy enriquecedor para hacer un comparativo de la relación sociedad-medio ambiente que se vive en los países desarrollados y en los subdesarrollados o en vías de desarrollo o altamente dependientes o países periferia, como quiera que se les nombre. Los países latinoamericanos enfrentan grandes desigualdades de riqueza y de pobreza que contribuyen a que vivan en condiciones de dependencia económica, cultural, política y tecnológica, haciendo manifiesta la necesidad de realizar cambios estructurales e institucionales. Al término de la primera y segunda guerras mundiales, la economía internacional enfrentó graves problemas de desempleo, inflación y desajustes económicos, sobretodo en la década de 1930, marcada por la gran depresión, y la década de 1940 marcada por la segunda guerra mundial. Ante esta situación surgen organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), todas ellas creadas bajo un esquema de desarrollo que aparentemente trataba de impulsar la recuperación de todos los países y que, sin embargo, solo beneficiaron a los países del primer mundo. Este tipo de desarrollo altamente desigual ha hecho que los países latinoamericanos se conviertan en proveedores de materias primas, haciendo un uso excesivo de sus recursos naturales como fuente generadora de recursos económicos, llegando a casos de extrema explotación y, por ende, de pérdida de ecosistemas; situación que no vemos en los países desarrollados cuya fuente de ingresos es el desarrollo tecnológico. Así, la relación sociedad – naturaleza es desigual, está en función del nivel de desarrollo tecnológico y la existencia o desaparición de recursos, está en función de la pobreza, y miseria en algunos casos, de los países subdesarrollados.

Entonces, no son todos los países quienes sufren pérdida de hábitats y/o ecosistemas, son más bien aquellos países con menor tecnología, con un nivel de rezago económico, educativo y social quienes están expuestos a un mayor riesgo por pérdida de sus recursos; aunque bueno, de alguna forma los países desarrollados también sufren las repercusiones al empezar a disminuir las materias primas a partir de las cuales ellos se enriquecen. Y parece paradójico, en cierto sentido, que los países poseedores de los recursos naturales viven en extrema pobreza mientras que aquellos que no los tienen se enriquecen, y quizás aquí cabría hacer mención de lo que se analizaba en el tema de Sociobiología referente a que son nuestros genes quienes condicionan nuestro comportamiento y una característica que sobresale en este análisis tiene que ver con la sobreviviencia del más fuerte y, entonces, podríamos inferir que los más fuertes han sido los países, hoy en día, altamente industrializados.

En cuanto al tema Modernización reflexiva, creo que a partir de la Conferencia de Estocolmo en 1972 y, ante la preocupación por la pérdida de recursos naturales, empezó a surgir una preocupación internacional, no generalizada a nivel de la población (quizás por desconocimiento) sobre la preservación de los recursos y se puso de moda el desarrollo sustentable que hoy todo mundo utiliza para explicar problemas de cualquier índole. La autocrítica característica de esta nueva modernidad entonces va a permitir que algunos sectores de la población se pregunten ¿hacia dónde hemos llegado bajo este esquema de desarrollo económico? Y entonces se empiece a actuar en consecuencia para explicar y combatir el problema, generalmente a partir de la organización de pequeños grupos, de movimientos sociales ambientalistas que claman por la preservación de especies animales y vegetales, por grupos de científicos que plantean una problemática ambiental y que elaboran escenarios futuros para la sobrevivencia de la humanidad, algunos de ellos un tanto apocalípticos. Entonces, este tema me parece  de primordial relevancia para enmarcar el tema en discusión: la relación sociedad y medio ambiente. Es, entonces, la autocrítica lo que nos ha permitido confrontar la realidad y ver que nuestros patrones de desarrollo han tenido un fuerte impacto sobre los recursos naturales y que el uso desmedido de ellos está a punto de agotarlos, si es que no los ha agotado ya en algunos casos. Y es entonces que se busca bajo esta perspectiva realizar acciones que garanticen la existencia de recursos a futuro. Aunque interesantes  y valiosos todos los planteamientos al respecto, el tema medioambiental, aunque de moda, no es correctamente abordado y, desde mi perspectiva, tomado con muy poca seriedad. Es verdad que por un lado se mueven demasiados intereses económicos, políticos y sociales pero también lo es que a nivel de la sociedad no se ha generado todavía esa autocrítica y la sociedad sigue viviendo bajo el esquema consumista y la eterna aspiración a poseer más riquezas que el vecino de al lado y pienso que mientras esta ideología no sufra una transformación será muy difícil aspirar a un nuevo modelo de desarrollo.

¿Ha existido la sustentabilidad?, ¿Se han considerado las necesidades de las generaciones futuras al momento de explotar ríos, lagos, bosques, etc.? Yo diría que sí y no, sí en algunos momentos históricos, bajo esquemas de desarrollo distintos de los actuales y en parte de la población, ejemplo de ellos las comunidades indígenas. No, si hablamos de los modelos económicos de los dos últimos siglos, basados en la explotación de recursos naturales para generar mayor riqueza. Y creo que, hoy en día, la sustentabilidad no es más que un discurso político que todo mundo utiliza para ganarse adeptos o para obtener algún tipo de beneficio. Creo que como concepto es un ideal maravilloso, un punto en la historia futura que debería conquistarse pero que hoy en día aparece como una realidad muy lejana y difícil de lograr; al menos si pensamos en la sustentabilidad económica, social y ambiental al mismo tiempo.   

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