lunes, 17 de junio de 2013

Ciudades Sustentables

Consuelo Arias-González

INTRODUCCIÓN

El presente ensayo tiene como finalidad analizar el surgimiento y evolución de las ciudades, su estructura, sus formas de organización económica, política y social, sus modos de producción que condicionan la relación sociedad, y el  papel que juegan las clases sociales en su conformación. Ello con el objeto de analizar qué tan sustentables son o pueden llegar a ser.

El desarrollo de las ciudades ha estado vinculado al uso y dominio de la naturaleza. A lo largo de la historia de la humanidad, las diferentes culturas se han relacionado con su entorno de diferentes formas con el propósito de obtener de él los medios que le permitan desarrollarse. El uso, la apropiación de la naturaleza, la explotación y la sobre explotación de recursos han llegado a un punto en el que se hace necesario cambiar los modelos de producción, las formas de pensamiento y la escala de valores, a fin de modificar los patrones de consumo de la sociedad actual y garantizar la preservación de los recursos naturales.

Con el inicio de la vida sedentaria, se da paso el nacimiento de la cultura y de la civilización humana. Con el surgimiento de la agricultura y la domesticación de algunos animales como la cabra y la oveja, la economía existente sufre una transformación al convertirse en una economía de alguna forma controlada por el ser humano. El desarrollo de la agricultura, y la consiguiente vida sedentaria, modificó la relación entre el hombre y la naturaleza, la cual jugó un papel determinante en la consolidación de  las primeras aldeas y comunidades.

En la búsqueda por satisfacer  las necesidades esenciales de estos primeros pobladores, surge una forma de organización social que cumple un papel integrador de la vida aldeana, a partir de la cual a cada miembro le corresponde realizar actividades específicas, surgiendo la primera estratificación social por sexo y edades. Esta división social permitió desarrollar los primeros lazos de empatía, convivencia y cooperación que fueron conformando a las primeras sociedades.

Para esta época, el hombre se da cuenta del control que tiene sobre la naturaleza. Iniciándose, posiblemente, la explotación de recursos naturales a partir de la creación de excedentes que permitieron no solamente satisfacer las necesidades de la aldea sino que facilitó el intercambio con otras aldeas. Y este intercambio con el tiempo, y con la acumulación de los excedentes de producción, facilitó la comercialización de productos a cambio de un pago que representara su valor. Y es este hecho el que marca el surgimiento de las primeras ciudades.


LA CIUDAD

La ciudad es el espacio creado por el hombre para su vida en sociedad. Ahí se provee de servicios básicos a la población, tales como agua, energía eléctrica, drenaje, alcantarillado, etc., así  como servicios de salud, educación y recreación, entre otros. Para su administración es necesario que cuenten con una estructura político-administrativa que defina y garantice el papel de cada uno de sus miembros. Precisa de una estructura económica que regule las actividades productivas. También es el espacio donde cohabitan grupos sociales con diferentes intereses, motivaciones, deseos e idiosincrasias.

Por lo anterior, se puede decir que la ciudad es una estructura muy compleja, que requiere el diseño de una gestión acorde a las condiciones internas de la misma, diseñada a partir de las diferencias y similitudes de sus habitantes, a fin de proporcionar un ambiente agradable para la vida.

Las relaciones que se establecen hacia el interior, y hacia el exterior, la asemejan a un sistema, en el cual cada uno de sus componentes establece relaciones con los demás y hacia otros sistemas (otras ciudades). En este sistema tan complejo intervienen intereses económicos, políticos y sociales que dificultan esta gestión. 

Como se verá en párrafos posteriores, la estructura económica, política y social,  el contexto  histórico, los adelantos científicos y tecnológicos, el desarrollo del conocimiento y de las  artes, así como la ideología de las sociedades, es determinante en la estructura de una ciudad. Los modos de producción de una ciudad se asocian a la disponibilidad de recursos naturales disponibles pero también a los conocimientos y adelantos tecnológicos, los cuales determinan la relación sociedad-naturaleza. A mayor desarrollo tecnológico se puede asociar un modo de producción más eficiente que optimice el uso de recursos. Por el contrario, en una ciudad donde el desarrollo científico y tecnológico sean incipientes se recurrirá a modelos de producción basados más en la explotación y sobrexplotación de recursos.

El modo de producción ha sido determinante en la relación sociedad-naturaleza; por ello, se puede observar, al hacer un análisis de la humanidad (desde el punto de vista marxista) que esta relación tuvo características propias en cada uno de los modos de producción, los cuales reflejaron la apropiación de los recursos naturales con diferentes fines. Lo que inicialmente buscaba satisfacer las necesidades básicas de la población se convirtió en la búsqueda de un excedente monetario que permitió el surgimiento de clases sociales antagónicas que han caracterizado a las ciudades, la brecha económica y social entre los habitantes, lo que ha traído consigo una gran desigualdad social.

Estas diferencias se hacen manifiestas dentro de la ciudad, con el surgimiento de colonias de clase alta, media y baja, y que se caracterizan no solo por el nivel socioeconómico de sus habitantes sino, incluso, por la calidad de los servicios básicos que se proveen a partir de la estratificación social. Sin embargo,  estas grandes diferencias crean también otro fenómeno social, las sociedades urbanas en contra posición  con las sociedades rurales.

Si dentro de las ciudades, donde se puede pensar que coexisten ciertos patrones sociales, económicos, políticos  y culturales  se dan las grandes diferencias estratificadas, estas se potencializan cuando se analiza a la ciudad en relación con las sociedades rurales, que existen para permitir la existencia de  las grandes urbes. Las ciudades se han caracterizado, entre muchas otras cosas, por ser generadoras de servicios, pero una sociedad  no puede existir solamente a base de servicios, por lo que depende de las zonas rurales que producen bienes primarios, necesarios para la existencia del ser humano, tales como los alimentos y los árboles productores de oxígeno.

El desarrollo de las ciudades, donde convergen los intereses económicos, políticos y sociales, y donde se toman las decisiones, solo ha sido posible a partir de los recursos que las zonas rurales poseen, llámese mano de obra o materias primas, sin los cuales una ciudad no podría existir. Las zonas rurales dotan de mano de obra a las grandes ciudades para mantener su aparato productivo que difícilmente llega a favorecerlos. Se contrata mano de obra barata, generalmente con pocas prestaciones y beneficios e, incluso, sin ellos. La materia prima se adquiere a precios irrisorios y en la mayoría de los casos no se optimiza su uso y consumo.

Así, podemos hablar de las grandes brechas de desarrollo entre el campo y la ciudad. Si bien la ciudad no puede existir sin el campo, este último ha sido severamente lacerado, no solo con la explotación de mano de obra y materias primas, sino hasta cultural e ideológicamente. Las ciudades crecen, prosperan, se desarrollan, mientras que las zonas rurales se hunden más y más en la miseria. Mientras que en las ciudades el desarrollo económico es una opción, en las zonas rurales solo es una aspiración que difícilmente se alcanza, pese a los programas gubernamentales gestionados desde la comodidad de las ciudades.  

Socialmente, se observa que  en la sociedad rural existen vínculos afectivos, mientras que la sociedad urbana se caracteriza por la disgregación, la pérdida de valores, la imposibilidad de establecer relaciones con todos los miembros, la necesidad de contar con mecanismos de protección, como el aislamiento y el ensimismamiento,  y  los procesos de individualización. El ritmo de vida es tan diferente, que mientras que los individuos de la sociedad rural aún se preocupan por establecer y conservar sus vínculos afectivos, los individuos de las urbes solo se preocupan por sí mismos, por ser y tener  más que los demás, a costa de lo que sea y de quien sea.

Y es aquí donde conviene hacer un análisis de la relación sociedad-naturaleza en estos tipos de sociedades. Las zonas rurales, poseedoras de los recursos naturales (materias primas), necesitan de ellas para subsistir. Sin embargo, también necesitan de servicios y otros bienes manufacturados en las ciudades. Así, establecen relaciones con las urbes para satisfacer ciertas necesidades, entre ellas se encuentra el acceso a una fuente de empleo. Por otro lado, las ciudades, como se mencionaba anteriormente, dependen de las zonas rurales para obtener materias primas y mano de obra. Sea porque al no tener contacto directo con los recursos naturales, las grandes urbes no estén aptas para valorar y reconocer su valor, o porque la dinámica de individualización y apropiación se los impida, generalmente en las urbes los recursos naturales son entendidos simplemente como materias primas.   

 De acuerdo con la CEPAL, el proceso de industrialización-urbanización, trajo consigo las grandes desigualdades sociales, al permitir el desarrollo de las ciudades pero un mayor empobrecimiento de las zonas rurales, debido a la explotación de recursos naturales, por un lado, y debido a la dinámica de modernización a nivel mundial, por otro. Este último proceso, trajo consigo el surgimiento de los grandes cinturones de pobreza en torno de las ciudades, especialmente en los países latinoamericanos, generándose así un intercambio desigual, la participación del estado en los procesos de producción, los cinturones de miseria y, lo que la CEPAL llamó centro-periferia, en donde algunos espacios han sido abandonados por la búsqueda de nuevas oportunidades económicas y sociales o porque las tendencias derivadas de nuevos modelos económicos no centran su atención en ellos (el campo, por ejemplo), mientras que otros espacios han sido transformados con el objeto de expandir  el territorio de las ciudades, ya sea para la creación de parques industriales o por la necesidad de construir viviendas.


EVOLUCIÓN DE LAS GRANDES METRÓPOLIS

De acuerdo con Lezama (2010), la ciudad origina en su nacimiento progreso y civilización, pero también desigualdad social y del poder. La ciudad surge como una estructura territorial y organizativa, cuyo objetivo es la creación de un espacio para la vida social y, al mismo tiempo, como una necesidad social de asentamiento permanente. El surgimiento de la ciudad modifica la mentalidad de sus habitantes y crea cultura y tradición.

En Mesopotamia y Egipto la organización social se consolida y surge un sistema político que hace posible las grandes obras públicas. Se observa un cambio de pequeños poblados autosuficientes, en ciudades de una alta especialización industrial y comercial. La difusión y asimilación de los descubrimientos y avances de estas civilizaciones no siempre se dieron por medios pacíficos, sino por la fuerza. La influencia cultural de estas metrópolis dio pauta al surgimiento de nuevas ciudades.

Para estas culturas, la ciudad significó una reorganización de la mano de obra, el surgimiento y consolidación de un sistema de transportes de larga distancia, medios de comunicación de largo alcance espacial y temporal, el fomento de la creatividad y mayores capacidades productivas, tanto en la industria como en la agricultura (Mumford, en Lezama, 2010:47).  Surgen en estas ciudades la diferenciación social, la apropiación del suelo, el monopolio ejercido sobre los recursos básicos que posibilitan la vida. Se planificó la construcción de la ciudad pero también la escasez de alimentos para controlar el trabajo humano.

En el caso de los Fenicios la poca capacidad de sus tierras los hizo buscar opciones de vida asociados a la pesca y el comercio. La dificultad de obtener recursos procedentes del suelo, los hizo buscar su fuente se sobrevivencia en el mar, desarrollando grandes conocimientos de navegación que les permitieron expandirse comercialmente.

En Grecia el establecimiento de una política dirigida a dotar de tierras a un gran número de campesinos pobres aceleró el proceso de colonización. Se monopolizó la tierra y el poder. El desarrollo ingenieril permitió a las polis ser ciudades  bien planeadas. Lo más importante para ellos son las artes y las actividades intelectuales y espirituales.

Pero, indudablemente, es en Roma donde se logra el más alto desarrollo urbanístico, así como de la producción minera, agrícola y del comercio. Se observa una ciudad sumamente planeada, tal vez uno de los mayores trazos urbanísticos, dotada de  servicios públicos,  áreas públicas  y de recreación. Este desarrollo urbanístico trajo consigo una gran diferenciación social,  segregación y un poder político sumamente centralizado que generó problemas sociales.

El término del esclavismo trajo consigo una nueva estructura económica, política y social que no mejoró las condiciones para todos los habitantes de las nuevas ciudades, la diferenciación de clases no desapareció y nuevamente los problemas sociales fueron una constante que desató las grandes revoluciones en busca de mejores condiciones para los grupos marginados y/o excluidos. Los avances tecnológicos, los nuevos descubrimientos, el acceso a la cultura y la educación, el desarrollo económico y social no existió para todos los individuos, únicamente para las clases más favorecidas, haciendo más marcada la distancia social entre ricos y pobres.

Con el descubrimiento de la máquina de vapor se inicia una nueva revolución, basada en el desarrollo de la industria, el cual provocó el surgimiento de nuevas urbes, industrializadas pero con problemas similares a las anteriores. La existencia de clases antagónicas,  el enriquecimiento de unos cuantos y la explotación y empobrecimiento de muchos fue la constante de estas nuevas ciudades que requirieron nuevas formas de organización económica, política y social.

Todas estas ciudades tuvieron características comunes. Por un lado contaron con una estructura económica, política y social que permitió la organización y participación de los individuos para realizar sus distintas actividades. Surgieron clases sociales antagónicas que permitieron el desarrollo de unos cuantos, los cuales detentaron el poder económico, político y social. La existencia de clases sociales, irónicamente, hizo posible que las ciudades crecieran, dado que era preciso contar con mano de obra que sostuviera la economía de la ciudad en beneficio de unos cuantos. Y, otro aspecto importante, es el uso, apropiación, adecuación y explotación  de recursos naturales generadores del desarrollo y de la riqueza.

Esta última característica es quizás la más importante, dado que a partir de la disponibilidad de recursos naturales se conformaron las ciudades. Dependiendo del tipo de recursos disponibles, de su escasez o abundancia, fue que las sociedades se vieron en la necesidad de desarrollar instrumentos, herramientas, conocimientos, tecnologías que les permitieran tener control y dominio sobre los recursos. Las condiciones físicas de los asentamientos humanos fueron también determinantes en este proceso.

Otra característica importante tiene que ver con el papel de las clases sociales en la conformación de las ciudades. Las clases altas han determinado las estructuras económicas, políticas y sociales de las ciudades, mientras que las clases medias han servido como un soporte que mantiene a las clases altas  en el poder. Sin embargo, las clases bajas, los sectores de la población segregados han servido para hacer posible  la vida de los individuos, pues han sido ellos, generalmente, quienes han trabajado la tierra y producido los bienes que aquellos necesitan, en el sentido más amplio, desde alimentos hasta espacios para la recreación y el descanso.

LA SUSTENTABILIDAD Y LAS CIUDADES

A partir de la década de los 70’s inició la preocupación internacional por la conservación de los recursos naturales bajo un nuevo concepto de desarrollo basado en la sustentabilidad, la cual de acuerdo con el Informe Brundtland hace referencia al uso de los recursos que satisfagan las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de que futuras generaciones también las satisfagan.

Ante esta preocupación se han emprendido varias acciones que buscan minimizar impactos ambientales, optimizar los recursos naturales, protegerlos y conservarlos. Estas iniciativas han llegado también al nivel de las ciudades, y algunos organismos internacionales han emprendido programas enfocados a éstas. Así, se habla de las ciudades sustentables.

Algunas de estas acciones tienen que ver con la reducción de emisiones contaminantes, con la planeación participativa (a partir de la implementación de la Agenda 21) que implica la participación de todos los actores sociales en la toma de decisiones, a todos los niveles, pero se hace hincapié en el papel de los gobiernos locales por ser el nivel de gobierno que está más cerca de los ciudadanos; también con la noción de las ciudades verdes.

Todas estas acciones buscan crear ciudades sustentables. Sin embargo, lo que la realidad ha hecho manifiesto en casi cuatro décadas, es que estas iniciativas no han contribuido mucho a la conservación de los recursos. Las ciudades  intentan implementar acciones pero las condiciones económicas, políticas y sociales de la sociedad actual (en el contexto internacional y en un su sentido más amplio) se contraponen a estas iniciativas y, sobretodo, a la noción de la sustentabilidad.

Por ello, considero que las sociedades (a saber, los países), están muy lejos de realizar cambios de fondo en sus estructuras económicas y políticas, por lo cual considero que no se ha alcanzado la sustentabilidad y que una ciudad difícilmente puede considerarse, actualmente, sustentable en toda la extensión de la palabra. Por momentos esa noción de sustentabilidad pareciera demasiado utópica; sin embargo,   es mejor realizar acciones que contribuyan poco en lugar de no realizar ninguna acción.


BIBLIOGRAFÍA

Lezama, J.L. (2010). Teoría social, espacio y ciudad. México. El Colegio de México.

Lezama, J.L. y Domínguez, J. (2006). “Medio ambiente y sustentabilidad urbana”, Papeles de población, julio-septiembre, número 049, Universidad Autónoma del Estado de México. Toluca, México. Pp.154-176.

Pérez, E. (s/a). Desarrollo Urbano Sustentable.

Simon, D. (2007). “Urbanization and global  environmental  change: 21st century challenges”, The Geographical Journal, Vol. 173, No. 1, March 2007, pp.75-92.  

Zimmer, A. (2010). “Urban Political Ecology”, Erdkunde, Vol. 64, No. 4, pp.343-354.  




0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Una persona con una creencia representa una fuerza social equivalente a la de noventa y nueve personas que sólo se mueven por interés.
JOHN STUART MILL
Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber. CONFUCIO
Quien aprende a investigar no es un maquilador de la investigación, un operario o un peón del quehacer científico, sino alguien que aprendió a añadir valor de cambio y plusvalía a su trabajo y a sus obras. (Sánchez, R. Enseñar a investigar)
Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído. JORGE LUIS BORGES
Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad. EINSTEIN